viernes, 28 de marzo de 2014

DDHH "Ver la ex Esma llena de jóvenes me emociona"

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Entrevista a Manuel Gonçalves, nieto recuperado y flamante director de la Casa por la Identidad Néstor Kirchner. "Todavía nos quedan cerca de 400 hermanos o hermanas que aún no tuvieron la suerte que yo tuve. Haré todo lo que esté a mi alcance para que cada uno de ellos sepa quién es".
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Por Nicolás Bondarovsky
Agencia Paco Urondo: ¿Cuáles son sus primeras impresiones de lo que fue el acto por el 24 de marzo, Día de la Memoria?
Manuel Gonçalves: Bueno, la verdad que lo sucedió fue un gran cierre para un día tan especial como es el Día de la Memoria. Haber terminado dentro de lo que fue la Esma -hoy espacio para la Memoria-, dentro de ese gran predio, ya con las muestras instaladas de la historia, de la larga lucha de Las Abuelas, con ellas ahí presentes fue muy especial, muy emotivo y muy necesario también, porque cuando estas luchas se extienden tanto, como es la lucha de Las Abuelas, es muy necesario vivir días como los de ayer.
APU: Tal vez resulta medio injusto lo que le voy a preguntar, ¿qué fue lo que más lo emocionó?
MG: Siempre el 24 es un día muy especial. Lo que siempre me emociona es encontrarme con infinidad de personas que no conozco, porque a las que conozco las veo todo el tiempo y sé que estamos en la misma lucha. Pero mirar la plaza llena me emociona, ver la Plaza Universal de los DDHH, la ex Plaza de Armas de la ex Esma llena de jóvenes, eso me emociona. Me hace sentir que todo el esfuerzo que uno hace todos los días está muy bien reflejado cuando uno ve que otros nos acompañen y se sumen a esa lucha. Estaban Las Abuelas acá también (en la ex Esma), un patio interno muy lindo que estaba colmado, mucho más de lo que esperábamos, con sillas que no alcanzaron, es un gran honor. Siempre digo que es un gran placer, un honor poder sentarme en la mesa con Las Abuelas, ser parte de su Comisión Directiva y también es muy necesario para ver que no somos solo nosotros, sino que hay mucha gente que nos acompaña y nos alienta en esta búsqueda.
APU: Justamente, mientras caminábamos por la ex Esma, nos cruzamos con el periodista Mario Wainfeld y él hacía mucho hincapié en que había cuatro generaciones de argentinos, tanto en la Plaza como en la ex Esma.
MG: Sí, por supuesto. Nosotros a eso lo tenemos bien claro, porque no sólo estamos buscando a los nietos, sino también a los bisnietos, así que la generación de nuestros hijos también estaba ahí. Lamentablemente estaban nuestros hijos, los que saben quiénes son, después están los que aún no han recuperado su identidad, que también tienen hijos a los que el daño de la dictadura también les llega. Chicos que han nacido hoy, mañana o en el año 2000 y son chicos que nacen con ese daño: que les hayan robado la identidad a sus padres y que eso se transfiera a ellos, por eso todos los que pudimos participar de un día como el de ayer y haber estado en ese lugar tan simbólicamente nefasto cuando se refiere a la dictadura y tan hermoso desde el hoy, del estar lleno de vida y que éstas generaciones puedan pisar esos espacios y acompañar la búsqueda de la verdad y la justicia. Es muy gratificante y creo que es un gran puente que hemos tejido entre las generaciones previas a esta, la presente, y quienes comandarán esos espacios en el futuro, y está bueno que esa transferencia que las madres y las abuelas nos han dado a los hijos y a los nietos, también nosotros se las podamos dar a las generaciones que vengan.
APU: ¿Qué más nos puede contar sobre la Casa por la Identidad?
MG: Siempre digo que es un eufemismo decir que es una casa, porque tiene 5.200 metros, así que es un gran edificio de dos plantas, que además de tener aulas y una sala en donde está la muestra permanente de Las Abuelas, hay un auditorio para 130 personas que estamos preparando para que, con el apoyo del Instituto Nacional de Cine, esperamos que sea el auditorio de todo el predio, hay un galpón acondicionado para que sea de usos múltiples, hay un gran patio y lo que queremos básicamente es que esa casa se convierta en un centro del derecho a la Identidad, de la identidad en general, más allá de -obviamente- hablar de la historia y la importancia que Las Abuelas le han dado al derecho a la identidad y la recuperación de la identidad de sus nietos. Es importante también que haya múltiples discusiones sobre la identidad y sería bueno que quienes tengan iniciativas y ganas de trabajar sobre eso encuentren en este espacio el lugar para desarrollarlo.
APU: Estela de Carlotto en su discurso hizo mucho hincapié en que no le pedía permiso a nadie para ponerle el nombre Néstor Kirchner. ¿Por qué decidieron ponerle ese nombre?
MG: Eso claramente tiene que ver con una decisión que han tomado Las Abuelas. Está ligado a que fue él quien las escuchó y las abrazó como ningún otro presidente. Eso es un tributo que ellas querían darle, un homenaje que es merecido y que tiene mucho sentido. No hay duda que a partir del 2003, además de la llegada de los juicios, hubo una decisión política de que la búsqueda de los nietos correspondía por sobre todo al Estado. Esa decisión política implicó muchas cosas, implicó que la difusión de la búsqueda de los nietos sea masiva, implicó el apoyo para que Las Abuelas puedan sostener esa lucha en el tiempo y ampliarla y seguir renovándose, implicó un compromiso del Estado, y eso se reflejó en el encuentro de muchos nietos.
APU: ¿Cuáles son sus desafíos como Director?
MG: Bueno, mí desafío es casi cotidiano con Las Abuelas. Siempre trato de colaborar con lo que ellas me pidan, no soy el único, por supuesto. Hay muchas más nietas y nietos que están ahí. Me tocó ahora a mí, pero es una construcción colectiva, tal cual como Las Abuelas han construido su enorme lucha, haciéndolo entre todas. Acá también somos un grupo de nietos y de la gente joven de Abuelas que trabajó mucho para llegar a esta primera instancia de la Casa.
El desafío es que después podamos concretar que ése lugar, como decíamos antes, sea un espacio que pueda ser de múltiples actividades y de múltiples usuarios. Estamos empezando a trabajar el derecho a la identidad en las generaciones más jóvenes y por eso hemos firmado un primer acuerdo con el Ministerio de Educación, para que un CAI (Centro de Actividades Infantiles) esté en la Casa por la Identidad, solo y específicamente sobre el Derecho a la identidad. Va a estar preparado para recibir a los contingentes de los colegios que puedan venir a una especie de excursión, en donde los niños tengan el material y los juegos que les permita después de esa experiencia tener una conciencia muy clara de lo que significa el valor de saber quién es uno.
APU: ¿Le sorprendió el discurso de Carlos Zannini en el acto?
MG: Sí, no sabía que iba a hablar. Me sorprendió pero gratamente. Nosotros ya veníamos con una inmensa alegría de que se haya acercado a la casa de Las Abuelas. Llegó muy informalmente, como debía ser, ya que esa es la impronta que queríamos darle a la inauguración de la Casa por la Identidad y los funcionarios que nos han acompañado entendieron eso. Algunos estaban en la mesa, otros estaban parados, otros estaban en alguna silla perdida por ahí y eso tienen que ver con generar una relación que tenga que ver con que quienes se acercan a Las Abuelas sean sus amigos, sus compañeros de lucha. En eso Carlos ha dado muestras sobradas de que nos acompaña. Hace poco, cuando encontramos a la última nieta restituida, pasé por Casa de Gobierno, lo vi y lo primero que hizo cuando me vio fue empezar a gritar: "110, 110…" muy contento de la noticia. Hacía apenas unas horas que se había anunciado la restitución de la identidad de la última nieta, la 110. Y verlo ahí (en el discurso), y que podamos estar representados todos los que quisimos que ese lugar se convierta en otra cosa, todos los que luchamos todos los días para dar la pelea, dar la discusión y también aguantar los palos cuando nos equivocamos. Sobre todo, por algo similar a lo que él dijo, cuando habló de que el que se equivoca es el que hace. Nosotros nos equivocamos mucho, porque tratamos de hacer mucho también y porque sabemos que el tiempo es fundamental, sobre todo cuando hablamos de Las Madres y las Abuelas que ya han esperado demasiado. Me pareció muy interesante que nos podamos unir ahí todos: los militantes, los funcionarios, los organismos de DDHH, los trabajadores de ese espacio. Estábamos todos invitados. Todos los que quisieran participar lo podían hacer.
APU: Le quería pedir una opinión sobre Martín Fresneda, un HIJO que llega a Secretario de DDHH, supongo que un gran compañero suyo...
MG: Bueno, trabajo con él, es casi como que me tengo que calificar. La verdad es que no es un lugar fácil el que le ha tocado. Este es un país muy difícil de gobernar, no tengo dudas de que es uno de los más difíciles. Y la verdad es que la función que tiene Martín es sumamente importante y muy demandada. Comparto a diario con él muchas de las situaciones de trabajo y me da muchas ganas. Es difícil llegar a encontrar un lugar de trabajo en donde digas: tengo ganas de venir y de hacer algo todos los días; y bueno, en eso estamos. Hay que trabajar un montón, estar muy atentos siempre, hay que escuchar muchos reclamos. Él está mucho mejor que hace un tiempo, cuando llegó. Porque uno llega a una estructura tan grande como ésta, que de por si eso es un gran valor. Tengo, obviamente por mi historia, muchos amigos de otros países y he viajado bastante y hay lugares en donde les resulta sumamente llamativo que haya una secretaria de DDHH. No existe eso, no existe en los países del primer mundo la posibilidad de tener un lugar en donde estén abarcadas las problemáticas del pasado y del presente. Y uno, desde el lugar que le toca, trata de tener las herramientas para llegar a solucionar los problemas que aparezcan.
APU: Creo que el rasgo más distintivo de Fresneda es que desde que asumió no ha dejado de ser un militante...
MG: No, por supuesto. Me parece que eso es lo que corresponde, ni me llama la atención, pero sí es muy importante verlo cuando otros ven que ahí hay un funcionario de alto rango que no deja de ser quien era antes. Es un HIJO, que busca un hermano, es el nieto de la Abuela Otilia, una histórica de Abuelas y es un pibe como nosotros que hoy se tiene que poner un poco más serio. Tiene su vozarrón y su cara seria. Al costado del escenario hablábamos los dos y decíamos qué bueno que hayamos llegado finalmente a un día como este, a cerrar un Día de la Memoria, con el esfuerzo de todos, obviamente con él a la cabeza y con muchas preocupaciones porque no era un acto sencillo, la logística fue muy compleja… Y decíamos: pensar que esta plaza siempre fue un lugar gris, oscuro, o con una formación rígida de los marinos; y lo veíamos lleno de colores y lleno de juventud. Ellos jamás hubiesen pensando que se iba a convertir en el lugar que vimos, un lugar en donde el pueblo entró y pudo expresarse y pudo sentir que nada le iba a pasar.
APU: Para ir terminando, siempre que hablo de estos temas pregunto lo mismo, a veces puedo sonar mal, pero me gustaría saber de dónde sacan la fuerza ustedes, me refiero a Las Abuelas, Las Madres, HIJOS, para continuar…
MG: También me hago esa pregunta muchas veces y sobre todo me la hago cuando veo a Las Abuelas y a Las Madres que siguen andando. Han pasado por infinidad de situaciones muy duras, obviamente la más dura, que es la desaparición de sus hijos y luego han tenido que cargar con eso y con todo lo demás que fue el terror de la dictadura sobre ellas mismas. Varias de ellas han sufrido los secuestros, las torturas y después también el olvido o el mirar para otro lado de gran parte de la democracia. Y esa fuerza, evidentemente se ha transferido, y nos ha hecho, por lo menos a nosotros los que podemos y queremos colaborar con esto y seguir buscando la verdad y la justicia, nos ha enseñado mucho mirarlas a ellas.
Tengo, igual, una situación muy particular: la de haber recuperado la identidad, eso me significa mucho todo los días. Todos los días pienso que recuperé mi identidad y que sé quién soy. Quizás es difícil ponerlo en palabras, pero si no hubiese recuperado mi identidad, en este caso, no estaría hablando con vos. Estaría haciendo otra cosa, con otra vida. Entonces, cada instante que viví a partir de que me encontraron, para mi es mi verdadera vida. Es cuando empecé a elegir quién quiero ser o qué quiero hacer con esta historia, y en eso la fuerza te la da en que uno sabe muy bien lo que significa el valor de la verdad y no me puedo permitir quedarme quieto cuando sé que todavía nos quedan cerca de 400 hermanos o hermanas que aún no tuvieron la suerte que yo tuve. Haré todo lo que esté a mi alcance para que cada uno de ellos sepa quién es.
APU: Un compromiso inalterable...
MG: Así es.

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