lunes, 23 de diciembre de 2013

La revolución tiene mucho que ver con el alma humana.

La revolución tiene mucho que ver con el alma humana.
Sin alma no hay revolución posible. Sin alma no habría peronismo. Sin alma no se explica el kirchnerismo. Sin alma, hablo de la pasión, creo que se entiende, no existiría Evita ni el Che ni Mandela ni Walsh ni Dardo Cabo aterrizando en Malvinas.
Ya es hora de poner las cosas en su justo lugar: la década ganada vale por lo que se reparó, pero vale también por lo que se impidió que nos hagan. Y se impidió que nos roben el alma.
No hubiese sido lo mismo esta Argentina, sin Néstor. No hubiese sido lo mismo, sin Cristina. Digámoslo sin pudores. Y que no se entienda esta prosa como un debido homenaje.
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