miércoles, 8 de enero de 2014

Sobre Milani, Forster y Hebe

AddThis Social Bookmark Button
“Lo que nos permite este debate es rediscutir el fundamental papel que deben cumplir las FFAA en nuestra Patria. En esa construcción, el mejor aporte que puede hacer Milani es dar un paso al costado”.
http://parabuenosaires.com/wp-content/uploads/2013/12/c%C3%A9sar-milani-10.jpg
Por Juan Ciucci
La cuestión Milani no deja de hacerse presente, y no sólo porque los medios opositores encuentren una bandera que les parezca útil a sus intereses político-económicos. Reaparece porque no ha sido una discusión saldada, porque el único cierre que ha encontrado es el de las instituciones.
El texto en el que Diego Sztulwark responde a un artículo de Ricardo Forster publicado en Página/12, trae partes iguales de novedades y de reincidencias. Quizás sea algo que hacen todos los textos, como este mismo que ahora escribo.
Las novedades son las que nos permiten rediscutir el lugar que los intelectuales y militantes kirchneristas (separación que el propio Sztulwark realiza) tenemos y construimos en esta década ganada. En la voluntad y posibilidad de erigir nuestras diferencias dentro del movimiento político que nos identifica, y que creemos ha realizado una transformación sustancial de la realidad nacional.
Esa realidad que no puede atarnos a sus resultados, sino que nos obliga a pedir siempre más, con aquel nunca menos como consigna movilizadora. Algo que en el texto de Forster toma tintes de un posible quietismo ante todo lo logrado y el gran peligro que nos asecha. Expresa un pensamiento que puede volverse simple reivindicación de lo pasado, aun cuando plantea estar ante dispares disyuntivas.
Cierto es que Sztulwark exagera el punto del filósofo perteneciente a Carta Abierta, y es allí donde su texto se empantana, y recurre al discurso simplista de la leva. Provocador sin dudas, lo suficiente para reavivar el debate. Pero que empequeñece los difíciles puntos que intenta poner en discusión.
En el fondo, sobrevuela en el debate la intangible noción de realismo político. Un concepto que puede servir para distinguir las discusiones políticas (y por eso mismo válidas) de las éticas (y por eso mismo, un tanto superfluas). Llama opción ética (aunque aclara que por comodidad) Forster a los planteos esbozados por Horacio González cuando manifestó su disconformidad con el nombramiento del nuevo jefe del Ejército. Es sin dudas pobre esta argumentación política-ética a la hora de sostener las propias decisiones de Forster; como por lo menos injusta para alguien que como González, conoce como pocos de política nacional.
Otro tanto acomete Sztulwark con un infantil enojo para con aquellos que renuncian “a decir en público lo que expresan en privado”. Si no debe servir para justificar cualquier planteo, tampoco puede suponerse la discusión política y social tan por afuera de aquel realismo político. La acción tiene sus modos y sus tiempos, y la necesidad de conocer cuál es el momento adecuado para llevarla adelante.
Hebe, Milani, y las “nuevas” FFAA
El difícil lugar del apoyo irrestricto a todas las decisiones gubernamentales quizás haya encontrado su punto máximo en la nota realizada por Hebe al propio Milani. Es que no basta con expresar que “tenemos otras Fuerzas Armadas, esas que siempre quisimos tener” para que pase. La enorme labor encarada por Nilda Garré y Agustín Rossi es el camino necesario hacia las FFAA que una Nación justa, libre y soberana necesita. Pero es también claro que falta muchísimo para que eso pase.
Vuelve más compleja la cuestión que sea justamente Milani el vocero de estas “nuevas” FFAA, pareciera ya absolutamente democráticas y consustanciadas con el proyecto nacional y popular. Quienes desmerecemos por facilistas las críticas a que cambios más profundos no se hayan realizado en 10 años, tampoco podemos validar una transformación tan extraordinaria de las FFAA.
Es falso y malintencionado el argumento de Sztulwark sobre los kirchneristas que no ven a Milani como “algo parecido a una figura democrática, sino chavista”. Simplifica para tener dardos más punzantes, pero falla porque al hacerlo termina errando el tiro. Nadie desconoce las diferencias con el proceso revolucionario chavista, y la fundamental presencia de las FFAA en él. Allí nadie los vecomo parecidos, sino que son cuadros de dirección y defensa de los intereses de la Patria. Algo que aquí sin dudas envidiamos profundamente.
Creo que lo que nos permite este debate, además de analizar las relaciones que establecemos con nuestra conducción política, sus y nuestros deberes y obligaciones, es rediscutir el fundamental papel que deben cumplir las FFAA en nuestra Patria. En esa construcción, la figura de Milani ya es deficitaria, y no son planteos de ONG los que la vuelven tal. Ya lo ha dicho el otro Horacio de esta historia, pero es bueno repetirlo: el mejor aporte que puede hacer Milani es dar un paso al costado. Las dudas y sospechas que sobre él pesan son lo suficientemente importantes para pedírselo, y las respuestas que ha brindado no han hecho más que complicarlo.
“No afirmamos que torturó, pero resulta inaceptable que pretenda no haber sabido que otros lo hacían. Por eso consideramos que no merece la confianza que la democracia deben tener en el jefe de sus Fuerzas Armadas”, escribe el CELS al ratificar la impugnación a su ascenso. Los debates en torno a esto deben permitirnos encontrar los caminos para profundizar estos años de logros políticos y económicos. Las Fuerzas Armadas siguen siendo una gran deuda de la democracia. Se hizo mucho, nos falta mucho más por hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario