sábado, 8 de febrero de 2014

LA MANO DE DIOS 2013: el peor año para los hinchas argentinos ¿Y 2014?

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Imposibilitados de ir de visitante y con un sinfín de restricciones para ir de local, la pasión que caracteriza a los fanáticos de estas latitudes está duramente cuestionada. Así las cosas, no se avizoran soluciones y en este nuevo campeonato continúan las limitaciones.
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Por Horacio Bustingorry
Sergio Berni es el más obcecado en mantener esta absurda medida. Sus últimas declaraciones vuelven sobre los mismos tópicos: “La sociedad está harta de los barras”. “Seguimos con un problema grave en los traslados y no distraeremos policías que deben darle seguridad a la ciudadanía para acompañar a los violentos”. “No podemos disponer de la cantidad inmensa de efectivos que se necesitan para acompañar el traslado de los equipos, concretar operativos inmensos”. “La prioridad es la seguridad ciudadana”. “Hay negocios multimillonarios que existen alrededor de un partido de fútbol".
¿Los hinchas no son ciudadanos?
Durante toda la historia del fútbol argentino hubo traslados y el problema fue manejable. Ahora, y con la fuerte reducción de visitantes, las dificultades deberían ser menores. Planteado a la manera que lo hace Berni, lo que se está reconociendo es la propia inoperancia para solucionar el tema. Tampoco parece acertada plantear la seguridad del ciudadano como alguien ajeno al fútbol. ¿O acaso todos los que se trasladan a ver a su equipo son indefectiblemente delincuentes? ¿No merecían seguridad las dos personas asesinadas luego del partido de Newells y Lanús, donde sólo asistió público local? ¿No son ciudadanos también todos los hinchas que quieren seguir a su equipo a todas partes y tienen vedado ese derecho? Berni quiere terminar con los negocios de las barras pero pone muchas expectativas en el negociado del AFA Plus. Y si realmente la intención es acabar con todos estos chanchullos, lo mejor que se puede hacer es dejar de restringir la venta de entradas y no hacer del acceso a la cancha, un bien escaso.
Lamentablemente, la  fórmula de Berni es otra.  La mayor seguridad pasa porque nadie hable, nadie camine, nadie suspire, ni emita sonido. Es decir que nadie disfrute de un partido de fútbol a la manera argentina. Como sigan así las cosas, dentro de poco no extrañaría que se prohíba llevar camisetas del propio club a los estadios y que los autos que circulan por las calles no lleven ningún distintivo de un equipo de fútbol.  En la misma tónica que Berni, el secretario de Deportes de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Rodríguez, sostuvo que “es más importante el derecho a la vida que el de asistir a un espectáculo”. Ojala algún día estén garantizados ambos.
Mientras esto siga ocurriendo se hace difícil festejar el Fútbol Para Todos en su rol paliativo de estas restricciones. Es complicado creer en la democratización del fútbol cuando el hincha genuino (el que va a la cancha) está imposibilitado de hacer lo que más le gusta.  No constituye un motivo de alegría que los hinchas de San Lorenzo vieran por TV la consagración de su equipo, sin poder festejar in situ, como históricamente hicieron los simpatizantes de los clubes campeones.
¿Y 2014?
Hoy arranca el Torneo Final, sin ninguna perspectiva de cambio. Jorge Capitanich planteó la posibilidad que vuelvan los visitantes pero su sensata postura chocó con la tesitura de Berni, quien espera que el AFA Plus sea la panacea para terminar de una vez y para siempre con la violencia en el fútbol. La contundencia de esta alternativa hizo de 2013 el peor año para los hinchas argentinos. Esperemos que 2014 no supere este triste récord.

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