domingo, 22 de diciembre de 2013

“Ser músico, chileno y joven, hoy en día es una situación de mucha libertad”

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Entrevista con Nano Stern, uno de los representantes de las nuevas canciones que en Chile se vienen gestando. En su paso por Buenos Aires tocó como invitado de Lisandro Aristimuño en el Gran Rex, lo vimos junto a los Guauchos y en el recital que brindó en NoAvestruz, donde pudo desplegar su intensa propuesta.
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Por Juan Ciucci
APU: Quizás algunos de nuestros lectores no conozcan tu trabajo. ¿Cómo te presentarías?
Nano Stern: Me presentaría como un músico chileno, creo que eso me define bastante bien, con todas las complejidades que implica ser músico y ser chileno hoy por hoy. Ser músico en un mundo en el cual las barreras entre géneros se están deshaciendo muy rápido, en el cual la industria que se conocía como industria de la música se derrumbó y hay que reinventarla. Creo que esas dos condiciones nos permiten a los músicos de mi generación que nacimos en este contexto, una libertad enorme que no se conoció nunca en la música contemporánea, en la música que se relaciona con las masas, con los medios. Esa libertad se agradece mucho y creo que la aprovecho bastante en cuanto a ser un poco trasgresor en cuanto a los géneros, a no temerle a las fusiones extrañas. Que no son extrañas porque surge con un afán de “hagamos algo raro” o “mezclemos esto con esto”, sino porque son influencias, sonidos e historias que andan dando vueltas en un mismo espacio y no hay como separarlas.
Así mismo soy chileno, en un momento en el cual en Chile también se están derrumbando muchas cosas, afortunadamente creo que lo que más se está acomodando en Chile es el miedo. Que fue muy fuerte durante mucho tiempo, no sólo por las razones más evidentes que tienen que ver con la dictadura y su efecto, fueron casi 20 años en Chile muy duros. Eso marcó a una generación entera que fue la que lo vivió y de alguna manera, marcó también a la generación que siguió, porque creció y tuvo en su niñez demasiado fuerte el fantasma de esa represión brutal a todo. Mi generación, que nació durante los `80 y que sólo agarró la colita de la dictadura siendo muy niño, vino un poco a mandar a la mierda esa actitud de precaución para con los cambios que hay que hacer en Chile. A todos los niveles, no hablo sólo de la gran política, sino también de todos los cambios a niveles personales, del barrio. de la casa y finalmente de las personas.  Por lo tanto, ser músico, chileno, joven hoy en día es una situación de mucha libertad, de mucho terreno por descubrir. Y en eso estamos.
APU: ¿Esto de la mixtura de los géneros, también tiene que ver con tu formación como multinstrumentalista?
NS: Sí, tuve mucha suerte de recibir una educación muy privilegiada en cuanto a la música. Aprendí a tocar el violín desde muy chico, desde los 3 ó 4 años y ya de ahí no paré, además mi hermana es compositora, mi abuelo era acordeonista. Empecé a pasar por muchos mundos, primero con el violín en la música clásica y en la adolescencia con la guitarra y el rock. Estudié piano, tuve profesores increíbles, algunos formales y otros profesores de la vida que me fueron mostrando otros caminos. Por ahí apareció el folklore muy fuerte en mi vida, que también empecé a explorar y a través de nuestro folklore terminé compartiendo muchísimo con gente de las latitudes más insólitas, que hacen lo suyo con sus tradiciones. Y así he pasado los últimos 10 años viajando mucho sin para, durante 7 de los últimos 10 años no tuve casa, así de mucho, no tenía llave de ningún lugar, nomadismo absoluto. Era como un cazador-recolector de música, algo así, donde había melodías, ahí caía parado. También fui recolectando algunos instrumentos, bien extraños que son muy bellos y que algunos de ellos se mantienen, están presentes, me divierto mucho tocándolos y seguro que la gente también. No sólo por lo anecdótico de ser instrumentos raros, sino porque son muy bellos y no se conocen.
APU: Uno pensaría en los `90 y toda esa “música del mundo”, ahora pareciera que esta mixtura hace que no sea una mera valoración de esas particularidades sino algo en un plano más general.
NS: Sí, en lo personal, aunque me ha tocado participar en el corazón del Word Music, el sello Real World Records y el festival WOMAD, que de hecho inventaron ellos el concepto literalmente. Con toda la buena onda del mundo y en tanto que lo que hacen es increíble, pero tengo un conflicto bien grande con ese concepto y creo que es bastante feo, muy despectivo. En el sentido que dice… uno va a las disquerías en los países anglo y por ende del mundo en realidad, y está rock, pop, pop rock y todas las posibilidades ridículas… y así chiquitito Word Music. Que vendría a ser todo el resto de la música de todo el mundo, que son millones de estilos que no tienen nada que ver unos con otros, pero la industria necesita de esas cosas. Por suerte hoy en día estamos en otra etapa, creo que en los `90 hubiera sido muy cool y de hecho tanta banda lo hacía, armaban con esa mirada su repertorio. Eso fue muy lindo, muy importante pero se puede dar un paso más allá. Ir en la búsqueda, no necesariamente de las capas superficiales de las estéticas de las músicas del mundo, sino de entender su esencia o por lo menos intentar relacionarse con eso y desde ahí, si es que va a haber fusiones, bienvenidas sean. Pero creo, esto es más personal, que deberían venir desde una mezcla involuntaria casi, o cuando es voluntaria con mucha sensibilidad para entender que no porque le pongo un sitar encima a una chacarera estoy haciendo música argento-india, hay que buscar esas mezclas…
APU: Ahí entraría la idea de folklore, para encontrarle esa  vuelta...
NS: Esa palabra, a diferencia del Word Music que es tan despectiva, folklore viene del alemán y es una palabra muy bella, que significa “el canto de la gente”. En ese sentido, siendo purista, folklore es toda la música popular. El folklore de Buenos Aires fue en su momento el tango y hoy día es Lisandro (Aristimuño) y así será, en ese sentido no me incomoda para nada cuando me dicen que yo hago folklore. Muchas veces me lo preguntan como para pillarme pero yo les digo, si me quieren pillar no entendiendo bien lo que significa la palabra con la cual me quieren pillar, entonces que lo hagan tranquilos, yo me quedo en paz (risas).
APU: ¿En ese sentido, te sentís incómodo cuando te quieren poner alguno de esos rótulos? En el folklore hay un público más tradicional, quizás eso los moleste.
NS: Fíjate que en Chile es muy distinto a aquí, no hay ese público duro del folklore, muy poco. Y lo que hacemos nosotros comparte público directamente con lo más cercano a eso que sería el público de Inti Illimani e Illapu, nosotros tocamos mucho juntos y la gente recibe con mucho cariño lo que hacemos. Por supuesto que son un tanto incómodos e innecesarios los rótulos, pero pasa siempre. Hay muchos músicos, y me da un poco de risa, que se desgastan la voz intentando escapar y dicen “no me carguen esos rótulos”… que digan lo que quieran, qué tanto. Si alguien dice rock folk, o folkrock, yo estoy haciendo lo que estoy haciendo y estoy súper conciente y tranquilo; en el sentido de que si quieren poner rótulos después de que yo hago lo que hago está bien, ahora sería preocupante empezar a hacer cosas con el rótulo adentro. Ahí no.
APU: Antes mencionabas la cuestión chilena, ¿te sentis parte de toda una nueva escena musical de allá? (ver nota)
NS: Sí, absolutamente. Creo que decir que no sería un acto de egoísmo muy grande; y hay quienes creo yo, siendo completamente parte de eso, intentan eso. Pero hay una movida muy potente. Realmente hoy en día lo que está pasando en Chile, por lo menos, hace mucho tiempo que no pasaba y no sólo lo digo yo. Lo dicen los más viejos que estuvieron ahí 50 años y que han visto realmente la historia de la música popular en Chile del medio siglo. Está muy bello, mucha gente diciendo cosas tremendas con mucho talento y muchos de ellos somos muy amigos, casi todos. Igual que aquí, uno de afuera diría qué tiene que ver, no sé, Catupecu Machu con el Rally Barrionuevo, y después los ves ahí tomando fernet, cantando zambas, es igual en todos lados. Aparte de la amistad y de la mirada en común, creo que tenemos, por lo que dije al principio, de ser músicos y de ser chilenos, hoy tenemos mucho que ver. Tenemos un punto de partida cada uno por supuesto, desde su trinchera, pero con muchas cosas en común.
APU: En tu disco La cosecha uno te notaría cómodo con ese legado, como quizás podría serlo al asociarlos ya con la Nueva Canción Chilena.
NS: No, encantado, no tengo ningún problema de estar ligado a ese movimiento en particular, al contrario, me enorgullece muchísimo y poder hacerlo no como un disco que mira desde afuera, sino un disco propiamente parado ahí con todas la de la ley. Y lo digo por los invitados que tiene La cosecha, por el hecho de que estén Inti Illimani, como Roberto Márquez, el cantante de Illapu, es un espaldarazo muy grande para un músico joven que está haciendo un disco, el primero en esa dirección. Yo tenía cinco discos de canciones mías y decir, voy a publicar este material de canciones que están, muchas de ellas muy conocidas… Porque  tampoco es que hice una recopilación de una canción perdida… está El cigarritoTonada de luna llena. Por ahí un par de cosas inesperadas quizás, por ejemplo, Carnavalito del ciempiés que es una canción conocida pero una canción de niños que jamás hubiera imaginado nadie que esto iba a terminar así. Aunque hice más que un arreglo, reescribí bastante la canción y hay una parte entera que ocupa la mitad del tiempo que no existía, eso fue muy lindo, nos divertimos mucho haciéndolo y ha sido con un cariño impresionante esa versión en particular.
Como te decía, que estén ellos ahí, en un disco que es difícil, es un paso donde es fácil cagarla también, hacer un disco un poco obvio quizás por el repertorio elegido. Pero decir no, tengo sobre este mismo lienzo que se ha visto miles de veces, todavía quedan cosas que decir y muchas, y ojala que siempre queden, es probable que así sea. Poder hacer eso y poder contar con la ayuda de mis amigos, el sello de amistad y de amor por la música de estos personajes históricos me da mucha felicidad y mucho orgullo que esto esté pasando. Que estén en el disco es el resultado de una cantidad de cosas lindas que han pasado, encuentros, desencuentros, reencuentros, muchos conciertos compartidos con todos ellos y para mí, es una escuela.
La Nueva Canción Chilena existe, está viva, los que la forjaron, muchos de ellos todavía están tocando, viejitos pero bien. Parece que eran reacios a las drogas y entonces están muy sanos, vamos a ver qué pasa con nuestra generación (risas) pero está muy viva y a mí me alegra muchísimo tener un noviazgo permanente con esa estética. Es una estética bastante clara, es tan clara que se puede jugar con ella, se puede aludir, se puede referir a ella, se puede a veces robar directamente cosas y se puede también huir de esa estética. Así como yo me divierto mucho y lo hago bastante en componer un poco en ese estilo, al mismo tiempo, hago versiones, las grabo y las publico, de canciones emblemáticas de esa movida, de ese momento pero sacándola completamente de ese lugar estético. Entendiendo que las canciones trascienden a sus primeros trajes.
APU: Por último, ¿cuál es tu relación con la música popular argentina? Estamos cerca pero a veces no llega tanto…
NS: Muy viva, desde chico me gustó mucho, no sabría decir por qué pero primero empecé a escuchar mucho. Primero lo más conocido Atahualpa, Mercedes Sosa, que creo que para cualquier no argentino es la puerta de entrada necesaria y a través de ella empezar a descubrir algunos de los grandes autores. Como yo viví en Europa mucho tiempo me relacioné con muchos latinoamericanos, entre ellos muchos argentinos músicos. Tocábamos mucho juntos, empecé ahí a estrechar mucho más y a conocer repertorios, compositores y agrupaciones a las cuales en Chile no hubiera tenido acceso, a través de ello otras capas de la cebolla. Cada vez que vengo intento llevarme discos, afortunadamente cuando vengo a tocar me los regalan y son discos específicos. Por esta pasada conocí cosas más under, por ejemplo,  estuve con Violentando, con la Fernández Fierro (ver nota)… Ése es un buen ejemplo, en relación al Word music, creo que al tango electrónico que tanto dio que hablar 10 ó 15 años atrás, ahí tienen a la Fernández Fierro diciendo “espera, espera”… así te creo (risas). También los Guauchos (ver nota) me encantó y me alegra mucho ya no ser un mero turista en la música argentina, sino empezar a tocar con mucha gente, Lisandro (Aristimuño), ni hablar. También una alegría muy grande que en el mismo año haya tenido acceso a los discos de la Leda Valladares y a los de los Guauchos, es tan bella y tan vasta la música de este país y lo que me falta, y que me falta a gritos. Porque cada vez que vengo lo siento y esta vez ya es mucho, pero quiero venir a quedarme un tiempo más largo, por lo menos, dos o tres semanas y quisiera muchísimo hacer una gira por Argentina. Quiero conocer Jujuy, Viedma, Formosa, Santiago del Estero, Córdoba conozco por suerte, Rosario no conozco, tantos lugares que están llenos de música bella y distinta, ustedes tienen una diversidad enorme. Venir a Buenos Aires es interesante porque se junta todo, solo que es tan Buenos Aires (risas), me encanta. Estoy agradecido sobre todo de las amistades que se van forjando porque son las que te permiten volver en realidad, no como un turista a sacarle fotos a la Casa Rosada, sino venir… el otro día cuando llegué al aeropuerto lo primero que hicimos fui ir a tomar un café con Juan Falú, yo digo “qué hice yo para merecer esto”, era demasiado lindo. No es un lugar extraño, sino que es un lugar lleno de amigos a los que quiero volver a visitar.

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