martes, 21 de enero de 2014

OPINIÓN Cristina Fernández: su historia familiar en Galicia y Cuba

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El primer viaje de la presidenta Cristina Fernández, después de su última operación, será Cuba, para participar de la II cumbre de la CELAC. En aquel país, Cristina tiene parte de su historia familiar, asegura una investigación de Lois Pérez Leira.
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Por Lois Pérez Leira

Si tuviéramos que escribir una historia típica de inmigrantes, podríamos elegir sin ningún lugar a dudas, la historia familiar de la presidenta de la República Argentina, la abogada Cristina Fernández. Por sus venas transitan varias generaciones de inmigrantes gallegos  que se radicaron en Cuba y en la Argentina. También por parte de sus abuelos maternos, sus orígenes están en el otro lado del gran mar, que nos divide y nos acerca al mismo tiempo. La historia se remonta a más de un siglo y medio atrás.  Cuando en las altas montañas de Fonsagrada en Galicia, nacía Antón Fernández López.
Los padres de Antón eran campesinos, ellos fueron Manuel Fernández, nacido en Masaeda; mientras que su madre, fue Josefa López, vecina de Castañoso. La aldea era un lugar de ensueños, donde hace algunos miles de años los Celtas construyeron una villa termal, que aún permanece en el tiempo. Como les contaba Antón, el bisabuelo de la presidenta Argentina, nació en 1852 en el seno de  una familia campesina de la aldea de Mazaeda en la Parroquia de San Pedro de Neiro, (Fonsagrada- Provincia de Lugo).  Aquellas tierras formaban parte del antiguo Camino de Santiago y eran el nexo de comunicación entre Asturias  y el Reino de Galicia. A mediados del siglo XIV estos territorios cayeron bajo el dominio de los Condes de Trastámara, pasando luego a manos del Conde de Altamira (en el año 1.480).  Durante el  siglo XIX, la historia de Fonsagrada está ligada a la Guerra de Independencia contra los franceses y las Guerras Carlistas de 1.833 e 1.847. Con el triunfo del régimen liberal, las condiciones de vida de los fonsagradinos no cambiaron substancialmente. La  lucha social a favor de la redención foral fue una constante entre sus gentes. Las familias eran numerosas y la falta de tierras propias, hacía que miles de emigrantes partieran para América. Como otros vecinos suyos emigro a Cuba, en la década del 70 del siglo XIX.
La última colonia de España en  América, necesitaba  gente emprendedora, que quisiera labrarse un futuro a base de trabajar duramente. Las noticias que llegaban de aquella isla eran muy alentadoras. Muchos habían partido de la pobreza más absoluta  y habían regresado ricos. Aunque también existían algunos peligros, los criollos habían iniciado algunos movimientos independentistas, que terminaría en los que se llamo la Guerra de Cuba. Antón con otros vecinos de la aldea habían decido emigrar. Para ello contactaron a través de un representante de la naviera "La Trasatlántica", que recorrían las aldeas publicitando las próximas salidas de buques. Como el dinero que había conseguido era poco, compra un billete  en tercera clase, para La Habana.  “La Trasatlántica" fue fundada en Cuba, en 1850, como la Compañía de Vapores Correos A. López por el empresario español Antonio López y López, con un vapor de 400 toneladas.
En 1861 López consigue la concesión de los contratos de transporte de pasaje y correo entreEspaña,CubaPuerto Rico y Santo Domingo, a lo que se añadió el traslado de soldados a Santo Domingo (1863-1865) y a Cuba durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878).Días antes de la fecha de la partida del buque, Antón salió de la aldea rumbo al puerto de A Coruña. El traslado lo hizo una parte en diligencia, y otra en el tren que recién se estaba construyendo. Llegar hasta el puerto era una verdadera odisea. Antón llevaba pocas cosas. Tan solo una maleta con  ropas de verano, para los primeros tiempos. Al llegar a la ciudad herculina se alojo en una fonda. Durante el tiempo que tardo el barco en llegar, recorrió la ciudad y por primera vez pudo contemplar el mar. Luego de embarcar los pasajeros y subir la carga, el barco que por aquellos años ya era a vapor, partió para cruzar el gran mar. La travesía duro casi 20 días, parando en otros puertos, hasta llegar a La Habana.
Cuba, 1870
Cuba y Puerto Rico eran las últimas colonias de España en América. Miles de emigrantes y funcionarios públicos, militares, jueces,  etc. se trasladaban hasta esta isla con el fin de buscar una situación económica más prospera. La Habana por aquellos años era una ciudad comercial y marítima muy importante. Su situación geográfica y su puerto natural, la convirtieron en la ciudad de referencia del caribe. Mientras Galicia estaba sometida al atraso y a la pobreza. Desde la Provincia de Lugo millares de emigrantes se trasladaron desde los Puertos de A Coruña y Vigo,  hasta  Cuba, entre ellos Antón Fernández. Los gallegos que llegaban, se colocaban especialmente como empleados de comercio, hasta que podían poner su propio negocio. En la mayoría de los casos  instalaban una “bodega” de venta de alimentos, que en la Argentina le llaman almacén y en Galicia tienda de ultramarinos. También hubo los que se radicaron en el interior de la isla, cerca de los ingenios azucareros o trabajaron en las obras publicas, especialmente en la construcción del ferrocarril. Eran tan numerosa la colonia gallega en Cuba, que en la mañana del 31 de diciembre de 1871 se juntaron en el Teatro Albisu varias docenas de gallegos para fundar la Sociedad de Beneficencia Naturales de Galicia. Luego, unos años después se fundaría el Centro Gallego de La Habana en 1879. Si bien Buenos Aires era el destino mayoritario de los emigrantes gallegos, La Habana era especialmente el lugar preferido de los lucenses.  De Fonsagrada también era oriundo uno de los personajes, que se ha convertido en un  símbolo de la ciudad de La Habana, José María López Lledín,más conocido como “El Caballero de Paris”. También muy cerca de este municipio a 60 kilómetros,  en Láncara nació Don Ángel Castro, padre de los Comandantes de la Revolución Fidel y Raúl Castro Ruz. Don Ángel hizo el mismo viaje migratorio que don Antón. Ambos se radicaron e hicieron sus fortunas en Cuba. Otros destacados políticos y artistas argentinos tienen sus raíces muy cerca del pueblo de Pascasio. El propio Secretario de Cultura de la Nación Jorge Coscia, su segundo apellido es Fernández y sus orígenes están en los municipios de Castroverde y Cospeito, dos pueblos muy cercanos a Fonsagrada. Otro Fernández en este caso Guillermito, el famoso cantante de tangos, sus padres son oriundos de Navia de Suarna. Mientras que del otro lado de la frontera de Fonsagrada, aunque en este caso en la Zona del Bierzo nacieron los abuelos maternos del cantante Ignacio Copani.
La historia del emigrante Antón
Antón Fernández cuando se radicó en Cuba comenzó a trabajar  como cocinero de un fiscal del poder judicial. Cuando pudo ahorrar un dinero, regreso a la aldea, donde comenzó un noviazgo con Rosalía Fernández Martínez. Rosalía era hija de Juan Fernández y de Francisca Martínez, ambos vecinos de Masaeda. De este amor nace el 3 de octubre de 1886 su primera hija Dolores, aunque por ausencia del padre pasa a ser anotada como hija natural. Luego de algunos años deciden casarse y legalizar la situación religiosa. Es así como contrae matrimonio el sábado 6 de abril de 1889, en la Capilla de San Roque. Antón tenía por entonces 37 años, mientras que su mujer 31. Aquella mañana de primavera el párroco Andrés Blanco de Fonsagrada fue el encargado de oficiar la misa del casamiento. Al mismo tiempo  y en ese mismo acto religioso fue reconocida y asentada la primera hija María Dolores. Los testigos de aquel esperado acontecimiento fueron Domingo Freijo y Francisco Pérez López. María Dolores ya tenía tres años y aparecía como hija natural. Antón en todo ese tiempo no pudo regresar para formalizar la relación matrimonial. Mientras que el Padre Andrés, no se cansaba de preguntarle a Rosalía cuando volvería Antón para celebrar el casamiento y anotar a la niña. Ese día no falto nadie en la iglesia. Al terminar la ceremonia a pocos metros de la casa la familia de los novios había preparado un suculento cocido para todos los invitados. Por aquellos años era muy común que las mujeres se quedaran en la aldea, mientras el marido trabajaba en la emigración. Más aun cuando se trataba de países demasiados calurosos, como era el caso de Cuba.
Parecía que las mujeres no se adaptaban bien al sofocante calor o a las enfermedades tropicales. Por lo menos este era el argumento machista de la época. Lo cierto es que las mujeres se quedaban criando hijos, cuidando a los ancianos, trabajando la tierra, cuidando los animales  y  la casa de la aldea. Mientras el marido trabajaba en la emigración y de paso mantenía una vida sentimental paralela. Este era el secreto de familia que todos lo sabían, pero del tema nadie hablaba. Así fue como en el transcurso de 10 años el matrimonio tuvo 8 hijos.  Antón anualmente regresaba a Fonsagrada para ver como su familia seguía creciendo. María Dolores como dijimos fue la primera en 1886, luego Eduardo nacerá en 1891, Manuel en 1892, Domingo en 1897, Pascasio en 1897, Claudina en 1899 y Severino en 1902. Todos nacieron y vivieron los primeros años en la casa de Choa, para luego trasladarse a tan solo cien metros a una casa más nueva llamada la de  O Teso. Pascasio que sería el abuelo de Cristina Fernández había nacido como todos sus hermanos en aquella perdida aldea de Mazaeda en las altas montañas de Fonsagrada, el 23 de marzo de 1897 y bautizado un día después en la iglesia de San Roque. Sería el Padre Andrés nuevamente el encargado de asistir religiosamente a esta familia. Siendo los padrinos de bautismo Leonardo López Fernández y su tía María. Don Antón cada dos años aproximadamente regresaba a su aldea natal para atender las cuestiones familiares y conocer a sus nuevos hijos. En uno de aquellos viajes de retorno Antón Fernández, a los pocos días de llegar de Cuba, falleció en 1904 a los 52 años de edad.
Buenos Aires un destino predestinado.
Con la muerte prematura de  Don Antón, los hijos asumen las responsabilidades de ayudar a su madre. A pesar de ello la tierra no daba para mantener a una familia numerosa. Las malas condiciones de vida, los llevan a tomar la decisión de emigrar. Pascasio decidió embarcarse rumbo a Buenos Aires. Otros de los hermanos que también se marcharon a la Argentina fueron Dolores y Claudina. Mientras que Severino y Manuel emigran a Cuba. Fue así como Pascasio se trasladó al Puerto de  A Coruña a la espera de embarcar. En esta ciudad se alojo, como lo hiciera su padre muchos años antes, por unas noches, en una pensión económica, que estaba en los alrededores del puerto.  El abuelo de Cristina, Pascasio María Fernández Fernández  llego a Buenos Aires en 1920 cuando tenía 23 años. Luego fueron llegando otros hermanos. María Claudina una de las más jóvenes, llego con 26 años el 14 de noviembre de 1925 en el trasatlántico Cap Norte. Pascasio se radico en Buenos Aires ejerciendo distintos oficios hasta que decidió irse a vivir en las afuera de la ciudad de La Plata. Pascasio estaba acostumbrado a los trabajos rurales, especialmente  a la cría de ganado vacuno destinado al ordeñe. Esta labor la había realizado en su aldea de  Fonsagrada, aunque con pocas vacas. Tres años después arribo su novia Amparo Fernández, con quien se casará al poco tiempo y se irán a vivir a un tambo que Pascasio había comprado en City Bell. Aquella zona se había rematado recientemente. Los terrenos habían pertenecido a una estancia  de La Sociedad Anónima City Bell. Las parcelas de esos  terrenos  se destinaron a emprendimientos hortícolas. Esta nueva iniciativa terminó consolidando un pequeño núcleo poblacional en la zona, hasta convertirse en una importante localidad de La Plata. El 6 de junio de 1925 nace su hijo Eduardo, padre de Cristina Fernández,  luego nacerá Sara y muchos años después  Osvaldo “Pilin”.
Durante el segundo gobierno de Perón, Eduardo se caso con Ofelia Wilhelm, naciendo de este matrimonio Cristina Elisabet.  La actual presidenta de los argentinos nació en Ringuelet el 19 de febrero de 1953, posteriormente nació Giselle que es dos años menor que ella. En un reciente libro escrito por la periodista Sandra Russo: “La Presidenta, historia de una vida”, la propia Cristina Fernández  nos cuenta aspectos desconocidos de sus abuelos: “Mis abuelos paternos eran españoles, vinieron con una mano atrás y otra a delante pero muy trabajadores y esforzados. Llegaron a tener un tambo y una posición muy buena.
Mi papa se levantaba temprano a ordeñar las vacas pero no le gustaba trabajar en el campo. Porque decía que la tierra quedaba muy lejos de uno y había que agacharse. Mis abuelos también vendían hacienda y después se hicieron floricultores. Siendo muy chiquita los iba a visitar a City Bell que era zona rural y veía los invernáculos de flores… Yo me crie a leche de vaca y mi hermana también. Mi mamá no me podía a amamantar y todos los días mis abuelos mandaban la leche fresca del tambo que en casa se hervía y diluía. A ellos les iba bien. Empezaron a comprar terrenos, esa locura de los inmigrantes por los ladrillos. Eran cinco hermanos y todos se hicieron de una posición…A mi papá como no le gustaba trabajar en el campo mis abuelos le compraron un colectivo de la línea 3. Fue chofer de su colectivo, después compro un par más y se hizo socio de la empresa.”  El padre de la presidenta al terminar la escuela  primaria empezó a trabajar en el tambo familiar. Como no le gustaba el trabajo rural, sus padres Pascasio y Amparo, le compraron la mitad de un colectivo del Expreso City Bell, la antigua línea 3 que unía esa localidad con La Plata, y se convirtió en el chofer del interno 10.  Sus compañeros de trabajo lo recuerdan como un hombre de tez muy blanca, pecoso, de una gran contextura física. Su compañeros de la línea lo llamaban “el Colorado” Fernández, su rostro era marcadamente celta, no podía ocultar sus orígenes gallegos. Las jornadas laborales en aquella época eran intensas. Los conductores cobraban por vuelta y debían cumplir turnos de hasta 14 horas por día, una semana durante el día y a la siguiente por la noche. “Al Colorado no lo asustaba trabajar, era un laburante. Aunque también es cierto que de joven le gustaba salir de noche y tenía éxito con las mujeres. Eso sí, era súper responsable, siempre llegaba a horario y si había salido, ni se notaba”, recuerda uno de  sus compañeros de trabajo que lo conoció en su etapa más joven. “Fernández – nos sigue relatando su amigo de trabajo- fue uno de los 23 socios que dieron inicio a la compañía, y su crecimiento en la empresa se dio a la par de los demás. Durante muchos años trabajó como chofer, hasta que llegó a ser dueño de tres colectivos y, una vez formada la cooperativa, cobraba el monto correspondiente a su cuota parte.” A mediados de 1970 la comisión directiva del Expreso, integrada por Miguel y Pinamonte Valente, Francisco Di Girolamo y Carmelo Alico, entre otros, lo eligió jefe de personal, cargo que ocupó hasta su muerte, el 26 de abril de 1982. Un par de años antes los médicos le habían diagnosticado un cáncer de pulmón. Era un gran fumador, consumía más de un paquete de Jockey largos por día y cuando se enfermó tuvo que empezar a faltar al trabajo, algo que no había hecho en más de 30 años de carrera.
Después de su muerte su mujer se hizo cargo de su participación en la empresa, hasta su quiebra en diciembre de 2004. Quienes compartieron con él largas horas en las primeras terminales con talleres propios que la empresa tuvo atrás del Hospital Español en la calle 8, lo recuerdan como un hombre de carácter fuerte e irritable. “No era maleducado, de decir malas palabras, pero sí calentón. Cuando se enojaba podía gritar en el medio de la calle, o agarrarse a trompadas con alguno en el trabajo.” Concluye un ex socio del “Colorado”. Luego agrega Cristina en su conversación con Sandra Russo: “yo tengo muchas cosas de mi papá. Tengo la mordacidad de mi papá. Mi mamá no tiene sentido del humor es mas mi mamá no entiende los chistes y a veces le molestan… papá era mordaz observador y muy inteligente nunca me voy a olvidar cuando le dije que me iba a casar con Néstor. Íbamos en su auto. Porque el siempre me llevo al colegio primero y después muchas veces a los lugares a los que yo iba a estudiar. Ese día le dije ¨me voy a casar¨ el casi no conocía a Néstor y me dijo. ¿Te vas a casar? pero mira que el matrimonio no es como esos vestidos que tenes en el que te pones uno y si no te gusta cómo te queda lo cambias por otro. ¿Vos estás segura de lo que vas a hacer? y yo le conteste Si, esa fue toda la conversación. No se hablo mas cuando Néstor entro por primera vez a casa con esos anteojos y la campera verde papá me dijo éste parece que recién hubiera bajado del monte despectivamente. Yo creo que lo veía parecido a los de la JTP que manejaban en ese momento la UTA y era con los que él lidiaba como empleador, porque ya era socio de la empresa.” Luego la historia de Cristina Fernández y de su marido Néstor Kirchner es conocida por la mayoría de los lectores. Su proyección política la convierten en una de las personalidades más importantes de la política mundial.
El artículo se publicó en el portal Kaos en la Red.
Bibliografía consultada:
Russo, Sandra; “La Presidenta, historia de una vida”, Editorial: Sudamericana. Buenos Aires 2012.
Carlos Forte, Tribuna de Periodistas.
Benigno Lázare, La Voz de Galicia.
Susana Rodríguez / El Progreso (Lugo)
Testimonio de familiares de Cristina Fernández en Fonsagrada.

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